jueves, 22 de mayo de 2008

Posturas subscritas a la conexión establecida entre lingüística y política

¿Qué debe ocurrir cuando un pueblo abandona su lengua y adopta totalmente un idioma extranjero?

Esta pregunta se relaciona más bien con la parte del nacionalismo que ha quedado un poco abandonada a lo largo de este trabajo. Con esto me refiero a esa parte que está a favor del mismo. Si bien es cierto, esta comunidad bloggera está integrada por multitud de gente con ideas distintas y nuestro trabajo se basa en el análisis de todas ellas, con el fin propuesto de conocer un poco más nuestra cultura y las lenguas que nos rodean; amén de desarrollar nuestra capacidad crítica, para poder obtener así nuestro propio punto de vista al respecto.

Para poder actuar con imparcial planteamos las dos caras de la moneda. Puesto que ya se ha podido ver una de ellas, ahora procederemos a exponer lo que consideramos corresponde a la visión de los que se encuentran al otro lado, sin la intención de menospreciar a ninguna de las partes.

Johann Gottlieb Fichte, quien ya ha sido mencionado en alguna de nuestras anteriores entradas, vuelve con fuerzas depositadas en las bases que nos han procurado sus escritos, sobre los que se respaldan las explicaciones de hoy.
Según este afamado filósofo alemán «quienes hablan idiomas neolatinos»; tales como el francés, portugués, italiano, rumano…, y por lo que se refiere a nuestro interés el español, gallego y catalán; «no poseen una lengua viva, una lengua madre, sino que se conforman con una lengua muerta».
La distinción de Fichte entre idiomas muertos y vivos proviene de la teoría del origen del lenguaje, propuesta por Johann Gottfried Herder en su tratado de 1772.

Podríamos aplicar estas afirmaciones a nuestro caso particular. De esta manera, el vasco correspondería a la situación de lengua viva, puesto que debido a la incertidumbre producida por su origen se podría llegar a la conclusión precipitada (no podemos decir que sea errónea o acertada, pues no nos corresponde a nosotras aventurar el origen de las lenguas) de que el euskera no tiene antecedentes, sino que es una lengua en sí misma. Esto es, un idioma puro, no “contaminado” por ningún otro.

Fichte hace alusión a esta contaminación con el caso del latín. Para él, el latín fue una lengua muy influyente y gracias a ello se construyeron a partir de ella otros idiomas independientes, aunque para el propio Fichte constituirían derivaciones pobres de la lengua principal, lo que él denomina lenguas muertas.

Siguiendo con las ideas del filósofo alemán, éste nos brindan las siguientes conclusiones:

Quienes hablan un idioma original constituyen una nación (idea a la que se agarra a su vez el nacionalismo), y segundo, que las naciones deben hablar su idioma original. «Hablar un idioma original es ser fiel al propio carácter, mantener su identidad. Una vez dicho esto la prueba por la que se reconoce la existencia de una nación es la del idioma. Un grupo que habla el mismo idioma es reconocido como una nación, y una nación debería constituir un Estado».

Antes de dar por finalizada la explicación hay que tener en cuenta que el libro donde se recogen todas estas afirmaciones, Discursos a la nación alemana, fue publicado hace más de dos siglos, en 1806. Además, hay quienes consideran la obra de Fichte como unos de los desencadenantes del origen del nacionalismo alemán.
Aun así, como hemos podido ver a lo largo del trabajo, temas tan similares como éste son tratados aún en nuestros días. Esto es lo que nos hace posible el darnos cuenta de la trascendencia de la existencia o no de una estrecha relación entre política y lenguaje.

Aprovechando el interés que despierta esta cuestión, y la multitud de visiones al respecto que existen hemos querido dar la posibilidad a nuestros lectores de participar en este debate a través de la encuesta realizada en este mismo blog. Esperamos llegar a una conclusión con los resultados de la misma. Gracias por participar.

miércoles, 21 de mayo de 2008

[Aquí dejamos un texto noticiero pero en este caso de Opinión. Concretamente del filósofo y escritor Fernando Savater, en el cual combina nuestros temas por excelencia: lengua y política; en una u otra medida. El texto no entraña mayor complejidad que el nivel de cultura mínimo para captar la esencia de las apreciaciones acerca del nacionalismo vasco y, como es debido, nos interesa la mención a la disputa lingüística.]

CONTRA LOS DIPTONGOS

| Puedo ser vasco pero no vasquista, como a pesar de ser macho detesto el machismo |
Quizá algunos de ustedes se acuerden de aquello que El Criticón (3ª parte) de Baltasar Gracián revela el llamado Descifrador del Mundo a Andrenio: "Advierte que los más que parecen hombres no lo son, sino diptongos". Gracián llama "diptongos" (que según el diccionario de la RAE es el conjunto de dos vocales diferentes que se pronuncian en una misma sílaba) a esas raras mezclas que sin embargo tanto abundan: compuestos de fieras y hombres, es decir, “lobos y avaros, políticos y raposos, hombres y gallinas”, pero también de hombres y estatuas, así como “caricompuestos de virtud y vicio”. Nada nos salva de los diptongos, puesto que los hay entre las mismas frutas, “que compraréis peras, comeréis manzanas, y os dirán que son peras”.

A menudo me da la impresión de que hoy en la política de este país abundan alarmantemente los diptongos. Sobre todo en lo referente a la cuestión de los nacionalismos, que parecen tema clave a la hora de recabar votos en algunas autonomías: quizá por contagio o imitación ya en todas. Son diptongos electorales, los más irresistibles por lo visto para nuestros descifradores políticos. Por ejemplo destacado, los buenos resultados electorales del Partido Socialista en Cataluña y el País Vasco se deben, según parece, a su capacidad de ofrecerse en esas comunidades como diptongo de nacionalismo y no nacionalismo o –dirán los peor pensados– de dar a comer manzanas y decir que son peras. Hasta tal punto que allí el PP local empieza cierta autocrítica y ya hay voces que piden a partir de ahora más diptongo en sus representantes, es decir, más catalanismo o vasquismo, puesto que resultan útiles.

No seré yo quien discuta la conveniencia de ciertas reformas progresistas en los planteamientos del PP (por ejemplo, respecto a la Educación para la Ciudadanía, la inmigración, la financiación de la Iglesia, etcétera), pero no creo que hacerse vasquista o catalanista aporte progreso alguno a su discurso, sean cuales fueren sus efectos electorales. Joseph Pla [escritor y periodista español en castellano y catalán que vivió entre 1897 y 1981] decía que él no era catalanista porque le bastaba con ser catalán: el catalanismo se lo dejaba a los de fuera que querían hacerse los simpáticos. Y yo, francamente, no veo por qué si soy vasco debo además ser vasquista, puesto que a pesar de ser macho detesto el machismo y por ser feo no soporte el feísmo, ni en arte ni en nada.

Claro que los propagandistas del régimen tildan de “ataques a Cataluña o al País Vasco” a la oposición al nacionalismo obligatorio en esas comunidades, por ejemplo en el terreno de la inmersión lingüística educativa que excluye de facto la enseñanza en lengua castellana. ¡Como si quienes quieren educar a sus hijos en castellano en esas comunidades no fueran también catalanes o vascos, por cuyos derechos hay que luchar! De ahí la gran importancia de la Plataforma de Padres por la Libertad Lingüística, nacida en el País Vasco pero que conecta con movimientos similares en Cataluña o Galicia. Es cierto que la Constitución reconoce una protección especial para las otras lenguas oficiales en esas autonomías, pero ese artículo fue redactado cuando los hablantes de ellas tenían recortados sus derechos y es un uso perverso utilizarlo ahora –una vez corregido el abuso anterior- para privar a su vez de derechos a los que se comunican en castellano.[Vemos con este autor una interpretación más allá de la creencia de que uno de los inconvenientes entorpecedores de la “libertad lingüística plena” es la interpretación que se le pueda hacer a la Constitución. Él trasciende al contexto en el que fue redactada y aprobada, cual es el de una situación no del todo favorecedora hacia las otras lenguas vecinas del castellano. Con esto denuncia el aprovechamiento por parte de los “reivindicadores” de su lengua co-oficial como oficial de un enunciado cuyo propósito era el de dejar las puertas abiertas a éstas lenguas en un sentido legal, con el prestigio que conlleva]. Quizá por tanto convenga una clarificación constitucional al respecto, en lugar de clamar contra el “uso de la lengua como arma de enfrentamiento político” como suelen hacer quienes tienen vocación de diptongos.

También en el terreno del enfrentamiento contra el terrorismo la aptitud diptonga ha tenido efectos peores que dudosos. Es fácil comprobarlo leyendo la entrevista a Jesús Eginguren publicada en este mismo diaria el 6 de abril. Dejemos de lado el papel de mentor que se le reconoce a Tony Blair, el mismo político que, si no me equivoco, sostuvo frente a la guerra de Irak o el recorte de las garantías sociales de la Constitución europea posturas que no resultan precisamente inapelables por lo convincentes. Egiguren reconoce sin rodeos que hubo mesa de partidos con Batasuna para llegar a acuerdos políticos, fracasados por la voracidad implacable de los etarras. Para él esas negociaciones no fueron inútiles, porque mostraron al mundo abertzale que el proceso iba en serio, es decir, “que si ETA dejaba las armas, los partidos decidirían el futuro vasco”. Noticia que me parece bastante asombrosa. ¿Acaso no lo sabían ya desde antes, a pesar de que lo que estamos defendiendo desde hace tanto contra ellos es precisamente eso? ¿Acaso hoy mismo aunque persiste el terrorismo, el presente y el futuro vasco no lo deciden los partidos democráticos, conjuntamente con el resto del Estado de que formamos parte? ¿O es que se les prometía con más o menos claridad un futuro especial, con especiales concesiones políticas a la conveniencia de los nacionalistas y para ampliar más si cabe su hegemonía espúrea en Euskadi, cuyo diseño recompensaría el doloroso abandono de la violencia? Esta última sospecha parece más que fundada, porque es difícil de tragar que hasta este supuesto “proceso de paz” los distraídos abertzales no se habían dado cuenta de que viven en un estado de derecho en el que lo único radicalmente antidemocrático son los métodos etarras que precisamente ellos abonan con su complicidad activa o con su silencio.

| Los ciudadanos tributan al Estado, no las comunidades territoriales |
Hace ya mucho que Maquiavelo nos informó de que “gobernar es hacer creer”, de modo que a nuestros gobernantes y sus diptongos se les va un poco la mano en el maquiavelismo de vía estrecha. Y que no nos vengan a contar que el resultado electoral demuestra el aprecio de los vascos por este tipo de enjuague transaccional frustrado: para que ello fuese cierto, tendrían que haber votado también en Euskadi las decenas de miles que han tenido que irse de allí para no soportar apaños semejantes.

Lo opuesto a ser diptongo no es un enfrentamiento irreconciliable y virulento contra los nacionalistas (ni mucho menos pasarse la vida deplorando como plañideras que los nacionalistas sigan siéndolo, en lugar de convertirse a nuestra conveniencia en diptongos también). Basta sólo –pero nada menos- con tener un discurso político claro, explícita e inequívocamente argumentando a favor de la unidad ciudadana del Estado de Derecho, de sus instituciones, de su lengua común y de sus lenguas cooficiales, de que son los ciudadanos quienes tributan al Estado y no las comunidades territoriales, del contenido de progreso que supone esta unidad, de la ventaja política que representa frente a la disgregación etnicista del separatismo. Y se precisa una práctica coherente –y sobre todo educativa- que reivindique y afirme estos valores en nuestra convivencia. Si luego hay que hacer algún tipo de acomodo o pacto y buscar el entendimiento dentro de los constitucionalmente posible con quienes tienen otras ideológicas, que se haga en buena hora pero sin disimular ni hacer vergonzante la forma de pensar que quienes no somos diptongos tenemos por mejor para el país. Porque las elecciones se pierden a veces y se ganan en otras ocasiones, pero hay cosas que se están perdiendo y que puede que no se recobren nunca ya. Y las monsergas sobre el “españolismo” se las podemos dejar a quienes, pobrecillos, no dan para más.

A veces, la ambigüedad de los diptongos es derrotada por la cruda realidad. No hablaré de los conflictos hidrográficos, para que se vea que a veces puedo ser piadoso. Pero mencionaré un caso curioso y emocionante. Como saben, la negativa a exhibir permanentemente la enseña nacional en los ayuntamientos ha sido uno de los rasgos distintivos de los alcaldes diptongos y ha generado cierta polémica. Pues bien, con la trágica ocasión del asesinato de Isaías Carrasco, en el balcón del Ayuntamiento de Arrasate, donde se veían tres mástiles vacíos, algunos compañeros pusieron una gran pancarta llena de fotografías del asesinado en que se leía: “Todos somos Isaías”. Y yo pensé entonces que, a pesar y en contra de los vicios diptongos, habían reinventado la bandera española.

Fernando Savater es catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.

[La metáfora sobre los diptongos la hemos entendido como mentalidades o personas indefinidas e insustanciales capaces de adaptar sus medios, pasando por la política lingüística, a sus fines e intereses propios, ajenos al interés común, general. Todo ello en su sentido más extremo de la insinuación del autor. Quizá los que por extensión no son tan valientes de defender los verdaderos derechos de las personas; en este caso, ciudadanos.]

martes, 20 de mayo de 2008

Las lenguas propias de cada Comunidad Autónoma en los Estatutos de Autonomía

Como bien señala cada uno de los Estatutos de Autonomía y la Ley de Normalización Lingüística, nadie podrá ser discriminado por razón de usar una u otra lengua.
En las Comunidades Autónomas que tienen dos lenguas oficiales (Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco, Galicia e Islas Baleares) se podrá usar indistintamente cualquiera de las dos y todos los habitantes de las comunidades mencionadas tendrán el deber de conocer y saber expresarse en ambas lenguas.

Aunque los Estatutos de Autonomía dictaminen en sus correspondientes Comunidades Autónomas que la lengua propia de cada territorio es considerada “la lengua normalmente utilizada como vehicular y de aprendizaje en la enseñanza”, no se le deberá dar un mayor apoyo a ésta simplemente por ser lengua minoritaria, es decir, que el número de hablantes de catalán o gallego sea menor que el de de castellano.

El castellano es la lengua oficial de todo el territorio español, pero no se debe olvidar que al mismo tiempo es oficial en las Comunidades Autónomas que disponen de una lengua propia, por ello no se debe desprestigiar a una de las dos a favor de la otra, y por extensión, recordemos que a tal efecto no se puede discriminar a nadie por emplear más una que otra.

Haciendo un breve recorrido por cada una de las Comunidades Autónomas que disponen de dos lenguas oficiales en sus territorios, destacaremos algunos aspectos concernientes a cada comunidad de manera individual.

Cataluña

El Estatuto de autonomía de Cataluña de 1979 (art. 3.1) considera el catalán como lengua propia y oficial de Cataluña. Dicha consideración fue ampliada con el Estatuto de autonomía de Cataluña de 2006 (art. 6.1), el cual amplia los ámbitos en donde se puede usar la lengua catalana de manera habitual y preferente, es decir, considera que el catalán es la lengua que ha de usarse en la Administración Pública, en las acciones jurisdiccionales y legales y en los medios de comunicación propios de la región.
Los profesionales de estos ámbitos tendrán la obligación de conocer y usar la lengua catalana a un buen nivel, que los haga aptos para ejercer las funciones propias de su cargo o su puesto de trabajo, independientemente de la primera lengua que tuvieran desde su nacimiento por ser de otros territorios.

El territorio de Arán tiene el aranés como lengua propia y todos sus habitantes tienen el derecho de ser atendidos oralmente y por escrito en aranés es sus relaciones con la Administración Pública y con la Generalitat.

Galicia

En el Estatuto de autonomía de Galicia de 1981 (art. 5.1), así como en la Ley de Normalización Lingüística de 1983, el gallego es definido como lengua propia de Galicia. El gallego es oficial en dicha Comunidad Autónoma y todos sus habitantes tendrán el derecho de usarlo y la obligación de conocerlo. Los poderes públicos, por su parte, deberán garantizar el uso normal tanto del castellano como del gallego potenciando y ampliando los ámbitos de utilidad de éste último.

País Vasco

El Estatuto de Autonomía del País Vasco de 1979, reconoce el euskera como lengua propia y oficial del pueblo vasco (art. 6.1). Todos los habitantes de esta Comunidad Autónoma podrán utilizar indistintamente el castellano o el euskera. Por su parte, los organismos públicos deberán dar a conocer la lengua vasca y fomentar su uso y conocimiento. La Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia es institución consultiva oficial en lo referente al euskera y definirá sus reglas de corrección ortográfica para una buena utilización de la lengua vasca.

Ahora bien, con la propuesta de reforma del Estatuto, conocida como Plan Ibarretxe, el País Vasco pretende dar un valor favorable y de mayor prestigio al euskera en detrimento del uso del castellano. Esto conllevará a medio plazo a una clara independencia de la Comunidad Autónoma, poniendo como “excusa” o fundamento la predilección y defensa del euskera como lengua propia del territorio vasco. Además, en un futuro no muy lejano se pretende dar cabida a todas las zonas cuyos habitantes utilizan el euskera como lengua habitual para formar así una región independiente del Estado Español.
Por ello, la polémica en relación con el Estatuto de Autonomía del País Vasco está siempre de actualidad y es tema continuo de debates.

lunes, 19 de mayo de 2008

La estrecha relación entre nacionalismo y lenguaje

El nacionalismo es una doctrina inventada en Europa al comienzo del siglo XIX, la cual pretende crear un criterio con el que ser capaz de determinar la unidad de población adecuada para disponer de un gobierno propio que pueda ejercer legítimamente el poder del Estado, es decir, la implantación de un autogobierno nacional.
Algunos nacionalistas se valen, en algunas ocasiones, del lenguaje como uno de estos criterios principales por los que es necesaria su independencia, con el objetivo final de constituir su propia nación. Por lo mismo, no aceptan que España pueda ser un país con una realidad multilingüística. Ellos no sienten el castellano como suyo, sino que dicen poseer su propio idioma, libre de relación alguna con la lengua española.

Como caso más característico y adaptado a la alusión anterior está el vasco. Los nacionalistas vascos más radicales no sienten su pertenencia a nuestra nación como real, sino que para ellos es una obligación de la que se quieren desligar.
Así pues, casos como el que pudimos ver ayer en los medios de comunicación se hacen cada vez más “normales” en nuestra realidad social. Lo que no debería ser una noticia, puesto que en teoría sería algo normal el hecho de encontrar en un edificio público las banderas del país ondeando en lo alto de la fachada, se ha convertido en todo un acontecimiento a reflejar. La información a la que me refiero es la colocación de la bandera española, junto con la de la Unión Europea y la ya presente bandera del pueblo vasco en lo alto del Ayuntamiento de Donostia. El alcalde, Odón Elorza, ha procedido a la instalación de las banderas después de que una orden del Tribunal Supremo dictara la obligación de hacerlo.
Pues bien, la Izquierda Abertzale de Donostia ha condenado este hecho, puesto que para ellos es un símbolo reflejo de la "imposición y la división".

Siguiendo este mismo punto de vista nos encontramos con los postulados del filósofo y teólogo alemán Friedrich Schleiermacher. Según Schleiermacher cuando un idioma se implanta en el individuo ya no importa cuantos aprenda después, pues sólo uno le pertenece enteramente. Esto sucede debido a que cada idioma es un particular modo de pensamiento y lo que se piensa en un idioma no puede ser nunca repetido del mismo modo en otro.

Para Schleiermacher el idioma es el signo visible de las diferencias que distinguen una nación de otra y el criterio más importante por el que reconocer la existencia de una nación y su derecho a formar su propio Estado. Esta teoría ha tenido enormes consecuencias políticas, puesto que es la verdad defendida por muchos partidarios del nacionalismo.

Johann Gottlieb Fichte en sus Discursos a la Nación Alemana llega a decir que “damos el nombre de pueblo a los hombres cuyos órganos de lenguaje se hallan bajo la influencia de las mismas condiciones externas, que viven juntos y desarrollan un idioma en continua comunicación recíproca”.

Según lo anterior, cada comunidad española (o de cualquier parte del mundo) que posea un lenguaje propio podría constituir su propia nación. Pero nosotros, añadiendo un punto de realidad a todo esto, hemos de decir que no sólo el idioma marca un país, sino que son muchas más rasgos los que definen los límites de una nación. Si bien es cierto, que el discurso nacionalista utiliza estas teorías como base para su discurso político.

Desde otro punto de vista y siguiendo el principio de diversidad por el cual las peculiaridades que hacen diferentes a los individuos del mundo se deben fomentar y preservar, el idioma debe ser visto desde este mismo enfoque, puesto que no es más que la herramienta por la cuál el hombre se hace consciente de su propia personalidad.
Aún así, estas connotaciones que tiene el lenguaje no deberían ser llevadas al extremo como ocurre en el nacionalismo. Es decir, es cierto que el lenguaje puede ser una manera de vivir, pero esto no conlleva el rechazar otras y ensalzar la propia por encima de todo, mezclando con ello la política y utilizándolo únicamente como excusa en la que apoyarse para hacer más válidos los discursos políticos de independencia.

Todo esto nos lleva a que el plurilingüismo existente en algunos países del mundo; siendo uno de ellos España y el que tratamos en este blog; es tan necesario como puede serlo cualquier otro rasgo del país, pues establece nuestra riqueza lingüística.
En resumen, las lenguas junto con toda su pluralidad y sus matices, deberían servir para comunicarnos, para expresar quiénes somos y qué sentimos. Sin embargo, en España y en otros países, se vienen utilizando como armas arrojadizas, causas de conflicto. Los discursos del nacionalismo se basan en cuestiones lingüísticas y, suelen valerse de una terminología pseudo-científica utilizada para justificar y legitimar situaciones de desigualdad política y cultural.

viernes, 16 de mayo de 2008

¿Y una Ley de normalización de una lengua?

...¿En qué estarían pensando cuando se elaboró el Artículo 3 de la Constitución Española?...

Sirva este ejemplo sobre la Ley de normalización del Euskera como muestra de los procesos jurídicos y, en ocasiones, pseudolegales que mantienen con vida reivindicaciones lingüísticas como las que afloran de nuestra situación nacional multilingüe.

En el año 1982 se comenzó a elaborar esta Ley por el Parlamento vasco cuya fuerza le permitió llegar al Tribunal Constitucional. Comprende un amparo en el Artículo 3 de la Constitución y una reacción a la oficialidad que adquirió esta lengua gracias al Artículo 6 del Estatuto de Autonomía para el País Vasco o Estatuto de Gernika.

No fue hasta el año 1986 cuando escalara posiciones elevándose a una categoría a tener en consideración. Así, se publica su texto en el Boletín Oficial del País Vasco y el Presidente del Gobierno -más adelante lo haría con las leyes catalana, gallega y balear- refutó una serie de preceptos ante el Tribunal Constitucional que pudiera haber invocado el Artículo 161.2 de la Constitución Española que dice: “El Gobierno podrá impugnar ante el Tribunal Constitucional las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las Comunidades Autónomas. La impugnación producirá la suspensión de la disposición o resolución recurrida, pero el Tribunal, en su caso, deberá ratificarla o levantarla en un plazo no superior a cinco meses.”, de tal manera que se hubiera suspendido inmediatamente lo recurrido; pero las dudas jurídicas sobre la constitucionalidad de la normalización del euskera ya se habían infundido. Todo ello daría lugar a los pronunciamientos de junio de 1986 que emitiría el TC en relación al euskera, catalán y gallego. Las resoluciones confirmaron la legalidad de los medios empleados por cada Comunidad y con ello y el paréntesis que abren los Estatutos de Autonomía en la Constitución sacaron los coloretes a ésta, o por lo menos, la comprometieron.

La Ley de Normalización del Euskera aspira a saciar dos necesidades fundamentales:

De una parte, afianza la categoría de “lengua oficial” sellada en el Estatuto autonómico. Cabe mencionar el añadido sobre la impugnación que formuló el Abogado del Estado contra dicha Ley alegando la incompetencia del Parlamento Vasco para llevar a cabo el procedimiento; mientras que el TC, salvedad de alguna discrepancia, reconoció la legitimidad de Euskadi para procesar el trámite.

De otra parte aporta arropamiento a la normalización del euskera hasta el punto de asemejarla al castellano en cuanto a funciones sociales se refiere. Con todo, el TC apunta que “hay que tener en cuenta, además, que la Ley 10/1982 del Parlamento Vasco no es sólo de cooficialidad, sino que tiene (como su nombre indica) un objeto más amplio, a saber, la normalización del euskera” refiriéndose a una “competencia [autonómica] de normalización lingüística”. El acuerdo legislativo fue casi total en el Parlamento Vasco-Herri Batasuna quedaba extramuros- a excepción del Grupo Alianza Popular, minoritario por aquel entonces, el Partido Popular ahora. Un acuerdo tanto de nacionalistas como de no nacionalistas al servicio de una Ley en cuya Exposición de Motivos se señala que “se trata de reconocer como el signo más visible y objetivo de identidad de nuestra Comunidad y un instrumento de integración plena del individuo de ella a través de su conocimiento y uso”.

En la ya mencionada Exposición de Motivos basa su legitimidad jurídica en el Estatuto de Autonomía Vasco y en la Constitución Española. Su encaje en el ordenamiento jurídico se da debido al Artículo 6 del Estatuto Vasco y el Artículo 3 de la Constitución.

En la interpretación de la Constitución reincidiremos más adelante porque consideramos que es el foco del asunto. Pero antes debemos mencionar el caso ocurrido en Francia. En 1992 se añadió un segundo párrafo al Artículo 2 para detallar que “La lengua de la República es el francés”.

En resumidas cuentas: ¿Deberían existir leyes complementarias a la "norma suprema", en este caso a nuestra Carta Magna? ¿U honestamente debe tratarse de un texto cerrado y sólido, capaz de valerse por sí mismo?

Abrimos un paréntesis que abre horizontes…

Con la entrada de España a la Unión Europea en 1986 se ve afectado su ordenamiento jurídico por el ordenamiento comunitario de ésta, el cual a su vez armoniza el ‘Derecho comunitario’ propio de la Comisión Europea (considerada una supranación). Pero no por su carácter de país de países, el Derecho comunitario es más. Quizá simbólicamente, mas a efectos prácticos sólo prevalecerá por encima del Derecho interno de cada país cuando ambos entren en conflicto o “se le lleve la contraria” al primero.

Esto, en relación con el caso que nos compete, supuso desestimar, por ejemplo; el incorrecto etiquetado de productos destinados al consumidor. Acuse de ir en contra del Tratado de la Comunidad Europea (o Tratado de Maastricht). Tratado que recoge en su Artículo 28 la libre circulación de mercancías.

Como vemos, a nuestra mamá la Constitución le salió una amiguita llamada Unión Europea que le aconseja pero no por ello decide por ella puesto que nuestra progenitora tiene personalidad propia. Así, a rasgos generales. Y es lo que ocurre con la regulación lingüística; pero claro, en este terreno también entra en juego el Estatuto de Autonomía que se podría asemejar al hijo, un hijo mayor de edad con capacidad de independizarse.

Y aquí está el dilema...

lunes, 12 de mayo de 2008

La protección del castellano continúa y crece

Parte de la continuación a la anterior noticia podría ser ésta; la cual deja en suspense el futuro del castellano en torno a las escuelas autonómicas bilingües según lengua co-oficial del Estado español. Tal publicación la encontramos, en esta ocasión, en el periódico digital de El País:


“ELPAIS.com > España > País Vasco La situación de la educación
Los padres que defienden el castellano buscan más aliados
Se entrevistarán con los obispos y el Defensor del Pueblo
E. A. - Bilbao - 22/04/2008

La Plataforma por la Libertad de Elección Lingüística, que defiende el mantenimiento de la enseñanza en castellano, va a dar su salto a la escena nacional en busca de nuevos aliados. Hasta ahora, había limitado su lucha contra el currículo, que establece el euskera como lengua vehicular y relega al castellano a un papel secundario, a un peregrinaje institucional por el País Vasco.

Pretenden cerrar un manifiesto con grupos de Cataluña y Galicia.
Se ha reunido con partidos, sindicatos y con otros agentes educativos. Quien no les ha recibido aún es el lehendakari, Juan José Ibarretxe, al que le pidieron cita el pasado mes de febrero.

La Plataforma, que agrupa a unas 2.000 personas, llevará su reivindicación esta semana hasta Madrid, donde su junta directiva se reunirá con el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Rouco Varela, y con el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica. A Rouco, le van a exponer la actuación de varios colegios religiosos en Euskadi, que se agrupan en torno a la asociación Kristau Escola. "Van a suprimir el modelo A [enseñanza en castellano] sin protestar a cambio de que el Gobierno vasco les financie íntegramente la enseñanza y sus profesores se equiparen laboralmente a los de la enseñanza pública", resaltó ayer Pablo Gay, portavoz de la Plataforma.

Mientras, al Defensor del Pueblo le plantearán "la realidad" del sistema educativo vasco, donde una de las dos lenguas oficiales (el castellano) corre riesgo de ser ninguneada de la educación oficial. "Se trata de ver si en su opinión se están vulnerando los derechos fundamentales". La Plataforma le pedirá que analice el caso y si ve que existe una vulneración, presente un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.

Los padres de la agrupación han mantenido contactos con asociaciones similares existentes en Cataluña y Galicia, con las que preparan la elaboración de un manifiesto conjunto por la libertad de elección de idioma en la educación. Otras plataformas de Valencia y Baleares se podrían sumar.

El origen de la Plataforma radica en la decisión de dos colegios de Vitoria, Marisnistas y Sagrado Corazón, de suprimir para el próximo curso el modelo A cuando tienen demanda suficiente como para mantenerlo. El temor a que la iniciativa de estos centros se convierta en una bola de nieve les ha llevado a la movilización. Incluso han recurrido a la Alta Inspección del Ministerio de Educación para comprobar si la decisión de cerrar el modelo A es legal.”

lunes, 5 de mayo de 2008

Otro ejemplo de política o polémica lingüística

El artículo anexo versa sobre nuestro asunto a tratar de una forma pura y además clara. Publicado en el periódico El País el 21 de abril de 2008. En portada, como noticia secundaria, bajo el título de “¿Peligra el español en España?”. Y su desarrollo explicando lo necesario por nosotras, es el siguiente:

“¿Está perseguido el castellano?
El fomento del catalán, el euskera y el gallego ha originado movimientos en defensa de la lengua común, aunque el verdadero debate está en los derechos individuales.
-PABLO XIMÉNEZ DE SANDOVAL
Cataluña, Euskadi, Galicia, la Comunidad Valenciana y Baleares tienen desde hace años leyes propias para proteger sus idiomas tradicionales y fomentar su uso [Algunos ejemplos de estas leyes los veremos más adelante]. Catalán, euskera y gallego, prohibidos o marginados durante buena parte del siglo XX, son hoy lenguas oficiales junto al castellano en estas comunidades autónomas y están protegidas por la Constitución. [El término ‘protegidas’ atañe a la prescripción que promulga la Constitución -como hemos visto- pero también consideramos que una lengua evita ser eclipsada por otra (que la supera cuantitativa o cualitativamente) en tanto en cuanto se utilice. Quiere decir esto que no sólo las regulaciones normativas cuidan la existencia de un idioma sino que la predisposición e implicaciones por parte de los hablantes hacen la mayor parte del trabajo. Obviando la incongruencia de velar jurídicamente por una que fueras apenas usada… claro está.] En tres décadas de democracia, la presencia de estas lenguas se ha extendido notablemente.
El concepto de “política lingüística”[Hay que saber distinguir este concepto del de ‘lenguaje jurídico o político’, que es la forma de dicción o escritura(en general de comunicación) de todo partícipe de las ciencias políticas; en exclusiva de los miembros del gremio político] es inaudito en el resto de España, donde sólo hay una lengua oficial [Recordemos que en este “resto” de la nación también se dan dialectos o lenguas de transición; pero a diferencia de las Comunidades donde más llaman la atención por su bilingüismo, sus habitantes conviven perfectamente con las distintas formas de expresarse: así vemos como la lengua co-oficial se reivindica con más fines políticos que lingüísticos] . Pero estas comunidades siguen avanzando en la promoción de su lengua tradicional [co-oficial porque tan tradicional es su lengua alternativa como el castellano, con la excepción del euskera] con el objetivo de llegar a equipararla en importancia con la lengua común. Por primera vez, desde hace pocos meses, hay quien levanta la voz asegurando que se está produciendo una progresiva falta de espacio para el castellano, e incluso se habla de persecución.
Son movimientos pequeños, muy recientes en Euskadi y Galicia y más consolidados en Cataluña, articulados políticamente sobre todo por el Partido Popular. Pero hace un año que en Galicia surgió un movimiento asociativo que asegura ver sus derechos amenazados como castellanohablantes. En enero, también un grupo de padres de alumnos comenzó una protesta similar en Euskadi, donde antes no generaba tensión la política lingüística. En los tres casos, la clave está en la educación. En Cataluña y Galicia no existe la posibilidad de estudiar sólo en castellano. En Euskadi sí, pero es una opción minoritaria, y el Gobierno vasco proyecta hacerla desaparecer por completo en dos años.
Aunque el castellano está muy lejos de ser un idioma amenazado en estas comunidades, el tema toca uno de los pilares de la vida de las personas, la educación de los hijos y su futuro. Un ámbito en el que cualquier preocupación es legítima, más allá de ideologías.
Los afectados castellanohablantes esgrimen la Constitución y los derechos humanos para reclamar como un derecho escolarizar a sus hijos en su lengua materna. La Constitución dice que “el castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho de usarla”. Utilizarlo es un derecho constitucional, y conocerlo, un deber. Pero también dice la Constitución que “las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas comunidades autónomas de acuerdo con sus estatutos”. Es decir, todo lo concerniente a esas lenguas se regula en los estatutos y depende de las comunidades. Además, las protege: “La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”.
Por su parte, el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 dice: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. La Declaración no hace ninguna referencia a la lengua materna, aunque sí rechaza en otro artículo la discriminación por razón de idioma. La Constitución cita a la Declaración como referencia cuando haya que interpretarla.
La clave que justifica las políticas lingüísticas es una convicción: la potencia del castellano es tal que las lenguas cooficiales son incapaces de competir con él. Y no se resignan ante el darwinismo lingüístico. Esta idea la resumió excelentemente el líder de Ezquerra Republicana de Catalunya, Joseph Lluís Carod Rovira, durante el debate del Estatuto catalán en el Senado, en mayo de 2006. El PP se quejaba de la agresión al castellano que suponía el nuevo texto. Así respondió, en catalán, Carod Rovira: “El castellano es una lengua hablada por 400 millones de personas que dentro de poco serán muchas más. ¿Alguien puede sostener de verdad que el futuro de la lengua española depende de Cataluña? ¿De verdad? Quien haya entrado en cualquier establecimiento de Cataluña habrá visto que se usan normalmente las lenguas más diversas, y que el catalán no está entre ellas. ¿No tenemos derecho como ciudadanos a reclamar la presencia normal de nuestra lengua? […] ¿Es normal que, fuera del ámbito catalán, haya sólo nueve universidades españolas en las que se enseña catalán? Eso frente a las 14 de Italia, 16 de Francia, 21 de Gran Bretaña y 29 de Alemania”.
Hay que concederle a Carod Rovira que el futuro del castellano como idioma mundial no está amenazado por su partido, ni por la Generalitat catalana. En comparación, el catalán o el euskera tienen muchas más papeletas de ser barridos por la globalización.
Pero hay que distinguir dos niveles en esta polémica, y analizarlos por separado. Como explica el académico de la RAE José Antonio Pascual, “un asunto son los derechos individuales de las personas y otro es el peligro para el castellano”. Pascual considera, por un lado, que “el castellano no está amenazado”. Y por otro, que “el que no puede escolarizar a su hijo en castellano tiene derecho a quejarse. La discriminación positiva de una lengua no justificaría actuar contra otra, como supondría que no se pudiera enseñar”.
Se queja, además, de que la politización de este asunto, “que no es ni blanco ni negro”, haga parecer que todo el mundo está situado en algún bando. “Soy un defensor absoluto del bilingüismo. Y no estoy de acuerdo con amigos catalanes que lo fueron también, pero que ahora propugnan el monolingüismo con el fin de salvar al catalán: el fin no justifica los medios”.
¿Hasta qué punto está ocurriendo esto en Cataluña, Euskadi y Galicia? En Euskadi, desde enero un grupo de padres, bajo la denominación de Plataforma por la Libertad de Elección Lingüística, protestan porque creen que se margina el uso del castellano y se priva a sus hijos del derecho a escolarizarse en esa lengua.
En Euskadi la educación se divide en tres modelos: el A, en castellano, el B, bilingüe y el D, en euskera (no hay C porque esta letra no existe en vasco). Apenas un 5% de los padres han pedido el modelo A para sus hijos en primaria este año. La educación en castellano ha ido reduciendo su implantación, según el Gobierno vasco, por falta de demanda. Según los padres de la Plataforma, estos centros se han ido convirtiendo en guetos de inmigrantes por falta de apoyo e inversión.
Lo que ha hecho el Gobierno vasco, que no tiene poder en el Parlamento para reformar la ley de educación, es fijar como objetivo mínimo un nivel muy alto de euskera. Así, “obligan a los centros a conseguir un nivel tan alto de euskera que la única forma de lograrlo es la inmersión total [todas las asignaturas impartidas en idioma vasco]”, dice Susana Marqués, miembro d e la asociación. Marqués opina que el origen de esta política está en que “en todos estos años no han conseguido el bilingüismo”. Después de más de 20 años educando en euskera, este idioma no está en la calle. Ni si quiera todos los que han estudiado íntegramente en euskera toda su vida lo dominan. El 70% de los comercios de Esukadi no utiliza jamás el vasco.
Patxi Baztarrika es el viceconsejero de Política Lingüística del Gobierno vasco. Su objetivo es “articular un Euskadi realmente bilingüe”. “No se trarta de sustituir ninguna lengua. Sólo conseguir una mayor igualdad social de las dos lenguas y una mayor igualdad de oportunidad de eso de las dos”, afirma. Es claro cuando dice que “en Euskadi, no aprender euskera no es una opción”. “Los que estudian íntegramente en euskera no tienen ningún problema con el castellano. Si salieran del sistema sin hablar castellano bien, yo sería partidario de que se corrigiera”, añade Baztarrika.
El castellano “está presente y debe estar presente”, continúa. “Pero su fuerza es tal, afortunadamente para él, que plantearse cualquier peligro de debilitamiento por culpa del euskera es ridículo, si se me permite. El castellano es una lengua de Euskadi, pero sería absurdo que nuestro objetivo fuera asegurar la conservación del castellano”. Aunque no es de la supervivencia del castellano de lo que se quejan estos padres.
En Galicia, la Xunta publicó el año pasado un decreto que desarrolla la antigua Ley de Normalización Lingüística. Al menos el 50% de las asignaturas deberán ser impartidas en gallego. Entre ellas, las más importantes. En castellano se pueden dar gimnasia, música, tecnología y plástica, aquéllas en las que apenas hay que leer y escribir. El modelo de la política lingüística se pactó con el PP en la Xunta, pero ha sido ahora, con el BNG [Bloque Nacionalista Galego es un frente político perteneciente a Galicia que integra militantes individuales de otros grupos y partidos de tal forma que el 70% de la militancia corresponde a BNG] al frente, cuando se ha aplicado en su integridad.
“Vamos a la canalización”, clama Gloria Lago, profesora de inglés fundadora de la asociación Galicia Bilingüe, surgida a raíz del nuevo decreto, porque considera que margina el castellano. Lago asegura que la situación de las aulas gallegas “es una ficción”. “Los profesores fingen durante la clase. Los niños les piden que hablen en castellano y no pueden, porque lo prohíbe la ley. Luego suena el timbre y todos vuelven a hablar su idioma”.
La responsable de Política Lingüística en Galicia es Marisol López. Reconoce que en Galicia no hay forma de escolarizarse en castellano, “pero tampoco en gallego”. “El plan de estudios es el de una sociedad con dos lenguas. Queremos conseguir el dominio de las dos”, continúa. “El castellanohablante, si no se discrimina positivamente el gallego, puede acabar dominándolo”. Y con ello “no se le hurta el derecho a conocer y usar el castellano” reconocido en la Constitución, dice. “Hace poco”, argumenta, “se inauguró un colegio trilingüe, con un 95% de horas en inglés y unas pocas en castellano y gallego. ¿Ocurrirá que no aprendan bien estos idiomas? No, porque tienen otros ámbitos donde hablarlos”. [¿Se aprende correctamente una lengua, en toda su dimensión, por hablarla sin reparar en ella desde un ángulo técnico o científico? Entonces, ¿Se está queriendo decir que están de más la educación lingüística?]

Por último, en Cataluña la voz institucional en defensa del castellano la han puesto el PP y Ciutadans (cuarta y quinta fuerza, respectivamente, en el Parlament). El propio Mariano Rajoy hizo de ello un tema de campaña, y trató de acorralar a Zapatero en un debate televisado para avalar la política lingüística de la Generalitat. “El 50% de la población de Cataluña es de origen castellanohablante, y es imposible estudiar en castellano, ni en los privados ni en los concertados”, dice Carina Mejías, portavoz del PP en el Parlamento catalán. “Como todos ven la tele en castellano, se da por supuesto que se sabe castellano”.
“El derecho a usar castellano está en el artículo 3 de la Constitución, y ese derecho es aplicable a la educación”. Para el PP, en las sociedades bilingües “no hay conflicto si no hay alguien que induce a él. En la calle se habla castellano y catalán con toda naturalidad. Los conflictos inducen a actuaciones sectarias”.
Desde la Generalitat, el responsable de Política Lingüística, Bernat Joan, opina que esta protesta “sólo estaría legitimada si los alumnos en Cataluña no tuvieran una formación adecuada en castellano. Ése no es el caso”. El modelo catalán se basa en un principio: “Si vivimos juntos, nos educamos juntos. Tener colegios diferenciados por razón de lengua es muy peligroso”. Con esta política, “un entorno completamente catalanizado no es previsible. Creo que en el contexto social hay suficiente castellano como para que se pueda aprender bien”.
La respuesta de algunos lingüistas es que la enseñanza del castellano no se puede dejar en manos de la televisión. Por ejemplo, el académico de la RAE Gregorio Salvador considera un “derecho” estudiar en la lengua materna. Y no cree que valga con conocer el idioma por el entorno. “Una cosa es conocerlo y otra es recibir todos los conocimientos en esa lengua. La lengua vehicular debe ser la misma en la que el niño crece, la lengua familiar. Hay niños que van a conocer un castellano hablado, vulgar, para el uso cotidiano. Pero el conocimiento de la lengua materna debe ser un conocimiento pleno en todos los órdenes de la vida”. Con estas políticas no se perjudica al idioma, dice Salvador, “sino a las personas, que se ven privadas de la segunda lengua del mundo”.
¿Hasta qué punto estas políticas están afectando al conocimiento del castellano? Como sus homólogos de Galicia y Euskadi, Bernat Joan no tiene problema en asumir que “si de repente hay un bajón de rendimiento en castellano habría que corregir esta política”. A este respecto, poco trascendieron fuera de Cataluña unas declaraciones del conseller de Educación, Ernest Maragall, en las que reconocía que los niños de una escuela que acababa de visitar en Olot (en el interior de Girona) tenían “dificultades” para expresarse en castellano.
Pero hay pocos datos para estudiar el fenómeno. En cuanto a Galicia y Euskadi, puede servir el famoso informe PISA, sobre la calidad de la educación en la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico]. Los alumnos de estas comunidades hicieron la prueba de nivel mayoritariamente en castellano, y las notas en comprensión lectora superan con creces la media española. La enseñanza en estos idiomas tampoco para influir en el rendimiento en matemáticas, donde las tres comunidades también superan la media de España. En Cataluña, la prueba PISA se hizo en catalán, pero sirva como indicador que las notas medias en Selectividad son muy parecidas en las asignaturas de lengua catalana y lengua castellana.
La situación parece estar equilibrada en este momento histórico entre el castellano y las otras tres lenguas de España. Pero, ¿hasta dónde se pretende llegar? Imaginemos, por ejemplo, una Cataluña monolingüe en catalán. Bernat Joan responde rápidamente: “Sería horrible. Significaría que nos hemos aislado, que censuramos prensa y televisión en castellano, Eso es algo que los catalanohablantes hemos padecido, pero no lo hemos aplicado”. ”

Las frases “resumen” que publica el diario son:
- En Cataluña y Galicia no se puede estudiar sólo en castellano
- El 70% de los comercios de Euskadi no utiliza el idioma vasco
- La media de lectura en PISA de vascos y gallegos supera la media española
- “Lo que induce al conflicto es el sectarismo”, asegura el PP catalán
- La política lingüística no pone en peligro el castellano, dicen sus defensores
- “Queremos conseguir el dominio de las dos lenguas”, explican en Galicia